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martes, 24 de enero de 2017

Agustí Centelles y Ossó (1909-1985)

Agustí Centelles y Ossó (Valencia, 22 de mayo de 1909 - Barcelona, 1 de diciembre de 1985) fue un fotógrafo español. Valenciano de nacimiento, desarrolló la totalidad de su carrera profesional en Barcelona.
Es considerado uno de los pioneros del fotoperiodismo moderno en Europa. Algunas de sus fotografías están entre las más representativas y famosas de la Guerra Civil, tanto de la retaguardia en Barcelona, los bombardeos de Lérida, el frente de Aragón o la estancia a los campos de concentración de exiliados españoles en el sureste de Francia. Ha sido frecuentemente comparado con Robert Capa.
A los trece años comenzó su pasión por la fotografía. Su padre le había regalado una cámara, aunque, deslumbrado por el cine, lo que quería ser era operador cinematográfico. Antes de abandonar la SECE, le compró otra cámara al cajero de la Cooperativa de Fluido Eléctrico.Gasca, 2014, p. 15 A los quince años decidió ser fotógrafo y se inscribió en la Agrupación Fotográfica de Cataluña, que había sido fundada en 1923. Allí se apuntó a cursos de retoque de negativos. Paralelamente, entró de aprendiz sin sueldo en el estudio del famoso fotógrafo Francisco de Baños, hermano de Ramón y Ricardo de Baños, que había impartido uno de los cursos que había seguido Centelles y que tenía mucha clientela entre gente importante. Al cabo de tres meses, en ausencia del maestro, el aprendiz ya hacía los retratos a los clientes, especialmente actrices de revista. Cuando el diario El Día Gráfico inauguró unos nuevos talleres, Centelles entró de aprendiz en la sección de fotograbado , pero sin dejar su trabajo con Baños. De día trabajaba en el estudio de este y desde las seis de la tarde hasta las dos de la madrugada lo hacía en el taller de fotograbado. Permaneció dos años y medio en los talleres gráficos de la empresa Publicaciones Gráficas S.A, editora del vespertino "La Noche" y del periódico "El Día Gráfico" y conoció así el medio en el que desarrollaría posteriormente su vida profesional.
En 1927 Centelles dejó los dos trabajos y entró a trabajar en el estudio fotográfico de Josep Badosa, que estaba localizado en la Plaza de Cataluña de Barcelona. Según Centelles, Badosa era el mejor de los reporteros gráficos barceloneses de aquella época. Pasó cuatro años en su estudio y en este tiempo se fue formando como reportero gráfico. Badosa le dio plena libertad para hacer fotos según su criterio personal.
En 1931 Centelles tuvo que dejar el trabajo para hacer el servicio militar, y al retornar tuvo que trabajar para dos fotógrafos asociados, Sagarra y Torrents, que trabajaban de reporteros gráficos. Estuvo dos años y medio con ellos cobrando 75 pesetas semanales. Sus ansias innovadoras se estrellaron contra el estilo de Sagarra y Torrents, que le marcaban la hora, la distancia e incluso el lugar desde donde tenía que tomar las fotografías. Al final fue despedido por reclamar el pago de horas extras, estableció una efímera sociedad con Sagarra que nunca llegó a ser operativa. Cuando esto ocurrió, hacía apenas un mes que había comprado una cámara Leica modelo III (fabricada en 1934) de 900 pesetas que tenía que pagar en letras de 100 pesetas al mes. Le había visto la cámara al redactor gráfico deportivo Ramón Claret, que podía hacer con ella hasta tres fotos en una misma jugada de fútbol. La Leica era un modelo de cámara ligero con carrete de paso universal que iría sustituyendo a las antiguas Nettel de campaña con placas de cristal.
Desde comienzos de 1934 se dedicó a hacer, por cuenta propia, reportajes que enviaba a los periódicos. En aquellos tiempos los reporteros gráficos en Barcelona eran apenas una decena. El estilo de Centelles fue gustando tanto a las publicaciones que llegó a ganar 2500 pesetas limpias al mes. Publicó en la mayoría de revistas y diarios importantes de la época de Barcelona: La Humanitat, Diario de Barcelona, La Rambla, Última Hora, La Publicitat, L'Opinió y La Vanguardia. Las primeras fotografías con su firma aparecieron el 1 de agosto de 1934 en el Mundo Gráfico madrileño (que dirigía el gran fotoperiodista José Luis Demaría López, Campúa).8 Muy poco después, el 12 de septiembre, consiguió su primera portada, en el mismo medio.8 Su estilo era radicamente diferente al del reporterismo gráfico que se hacía hasta entonces. En palabras del propio Centelles: «Cuando yo inicié mi trabajo, el tipo de reportaje que se hacía era muy estático y artificioso. La costumbre era que en los acontecimientos importantes, los fotógrafos se colocasen en batería y esperasen el resplandor de un flash de magnesio para disparar simultáneamente sus cámaras. Esta rutina y falta de ambición profesional daba como resultado un trabajo mediocre e inexpresivo que no me gustaba en absoluto».
La mañana del 19 de julio de 1936, Centelles, junto con otros muchos redactores gráficos documentaron con sus fotografías los acontecimientos de la sublevación militar y la respuesta popular y de las fuerzas de seguridad. Los días siguientes fotografió los consejos de guerra, la formación de milicias y la salida de columnas hacia el frente de Aragón. Temporalmente exento del servicio militar acompañó al frente a varias columnas y llevó a cabo reportajes sobre las tropas en el frente. En octubre de 1936, la Generalidad creó el Comisariado de Propaganda, con el militante de Esquerra Republicana Jaume Miravitlles al frente. Su propósito era difundir internacionalmente imágenes y materiales de la guerra en curso que resaltasen el esfuerzo de las fuerzas antifascistas. Editaba un boletín diario de información en catalán, castellano, francés, inglés, alemán, esperanto y latín.9 Con el respaldo del comisario y la colaboración del fotógrafo publicitario Pere Català i Pic, director de publicaciones de la unidad de propaganda, Centelles recorrió los frentes. Fue también el encargado del archivo del Ejército de Cataluña en Barcelona. Realizó reportajes sobre la toma de Teruel y sobre la batalla de Belchite. El 2 de noviembre de 1937 le sorprendió el bombardeo de Lérida, cuando casualmente se encontraba en aquella ciudad.10 Después del ataque, recogió un gran cantidad de fotografías de las numerosas víctimas mortales (alrededor de 200 muertos) y daños materiales que sufrió la ciudad.
Cuando recibió órdenes en 1939 de evacuar de Barcelona a Gerona los archivos fotográficos del ejército, Centelles, simultáneamente, empaquetó su archivo particular. En una maleta de medida gigante colocó una cámara Leica, un rudimentario equipo de revelado y 4000 negativos de 35 mm sobre la Guerra Civil, y principalmente de la sublevación en Barcelona y del frente de Aragón. Las tropas franquistas requisaron el resto de los negativos que aún se encontraban en su domicilio y todo el material fotográfico requisado en el domicilio familiar desapareció, según Gasca "las fotografías perdias de Centelles podían ser más de 3.000 imágenes", se pueden investigar consultando las páginas del vespertino Última Hora.
De Gerona pasó a Figueras. Los treinta últimos kilómetros hacia el exilio francés los hizo a pie, atravesando por la noche los Pirineos nevados. Como miles de refugiados fue internado en un campo de concentración, primero en el de Argelès-sur-Mer y después en el de Bram, cercano a Carcasona. Allí, con otro fotógrafo de Barcelona, Salvador Pujol, y gracias a que poseía un carné de periodista expedido por las autoridades francesas, montó una pequeña cámara oscura clandestina, que montaban y desmontaban cada noche. Hicieron las fotografías que después demostrarían las condiciones en las que malvivieron los refugiados.
En septiembre de 1939 Centelles consiguió permiso para salir del campo e ir a cosechar uva cerca de Carcasona. Poco después fue autorizado a trabajar en un estudio de fotografía de esta localidad y el permiso se convirtió en definitivo. En 1942 entró a formar parte de una organización clandestina compuesta principalmente por republicanos españoles y se encargó de la provisión de carnés de identificación para la resistencia. La maleta de sus negativos la escondió en el estudio de fotografía.
A comienzos de 1944 algunos de los miembros del grupo de la resistencia fueron detenidos y la Gestapo localizó el laboratorio clandestino que usaba Centelles, por lo que la organización lo desmanteló y evacuó al fotógrafo a Andorra. Antes de marchar, Centelles empaquetó cuidadosamente su archivo de fotos de la Guerra Civil. Colocó los (4000) negativos en unas cajas de cartón y después en una de madera que confió a una pareja de campesinos de Carcasona. Hizo esto porque entendía que no podía volver a su país con un material que, de ser requisado, podía comprometer a las personas que aparecían en las fotografías ante las autoridades franquistas. Tras ello, regresó a Cataluña, entrando por la frontera andorrana, y se instaló en Reus en donde residió de forma clandestina durante dos años. En 1946 regresó a Barcelona y se presentó ante las autoridades.
A través de familiares muy próximos al Nuevo Régimen y la ayuda de miembros de la masonería logró quedar en libertad provisional, fue juzgado y quedó en libertad condicional. No podía trabajar de reportero gráfico para ser considerado enemigo del régimen de Franco. Todos los diarios, además, eran controlados por los vencedores de la guerra. A partir del año 1950 y en una situación de libertad condicional pendiente de juicio logró importantes colaboraciones (que se podrían atribuir a miembros de la masonería durmientes) con editoriales de Barcelona.
En agosto de 1976, casi un año después de que muriera el dictador Franco, y acompañado de su amigo el historiador anarquista Eduard Pons Prades, que había conocido al campo de Bram, Centelles volvió a Carcasona para recuperar los negativos. Los hijos de la pareja de campesinos a los cuales había confiado su archivo se los devolvieron en la misma caja de madera que los había dejado treinta y dos años antes.
En 2009 los hijos y herederos de Centelles, Sergi y Octavi, vendieron por 700 000 euros el archivo fotográfico formado por 12513 negativos y 928 placas de vidrio del fotoperiodista al Ministerio de Cultura español. Se aseguró en el contrato de venta, "la permanencia definitiva, conjunta e indivisible de los documentos en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca".